Si bien me he referido al clásico de Patricia S. Churchland en varias entradas ya iba siendo hora de dedicarle su propio título (aunque no será ni una reseña ni un resumen) (además, es muy oportuno en relación con la entrada anterior sobre "la doctrina de la neurona").
Un punto importante (posiblemente fundamental) del libro es la idea constantemente subrayada de que los estudios sobre el cerebro permiten, alientan, o conducen a una rectificación -o cuando menos a una puesta en cuestión- de supuestos convencionales o de sentido común. En otras palabras, la neurociencia pone de manifiesto la insuficiencia y la desviación de la psicología de sentido común o popular (folk psychology) (y desmonta una variedad de prejuicios filosóficos (174). Sobre la noción de folk psychology v., 295 y ss., especialmente, 299). [Básicamente es la misma "intuición" articulada en otros trabajos en términos de materialismo eliminativo (v., sobre esta cuestión, el capítulo 7: "Reduction and the Mind-Body Problem"). Es posible encontrar numerosas objeciones en la literatura, pero una crítica concisa y certera se encuentra en Bennett y Hacker (2003)].
Por ejemplo, "neurological studies are also vitally important for their capacity to unsettle and unseat our intuitions, oru assumptions, and our commonplace verities about the nature of what the mind does" (234, v., tb., 173-174, 180, 182, 222, 282, etc.). Intuiciones y supuestos que incluyen la naturaleza de la conciencia (209, 227, 229, 321), la unidad del yo (self) (178, 182, 223), la racionalidad (223), la voluntad (173) etc.
Mi sugerencia es que Churchland mezcla, al menos en ocasiones, varias cuestiones o varios planos. Creo que la expresión "folk psychology" (psicología popular o del sentido común) tiene dos dimensiones y un corolario que deben ser distinguidos: llamaré a estas dimensiones psicológica y mental, y consideraremos también un tercer aspecto como corolario filosófico.
Por una parte, es cierto que las interpretaciones y los supuestos populares son corregidos por la ciencia en numerosos campos, así como que existe una distancia (un "décalage") entre el pensamiento popular -por así decirlo- y la investigación científica. Es a esta dimensión a la que llamo psicológica, aunque incluye también el conocimiento neurocientífico. Básicamente es una cuestión de formación y de adecuada transmisión de la investigación científica a la población. Sin embargo, hay que tener en cuenta una cuestión adicional, y es que esta transmisión no es neutral sino que es al mismo tiempo la trasmisión de ciertos sesgos y/o de cierta ideología (sobre este punto v., Luc Ferry, y el artículo de Racine y otros "fMRI in the public eye").Desde otro punto de vista, también entraría aquí la cuestión de cómo la neurociencia afecta o debe afectar a la psicología científica.
La segunda dimensión, a la que he llamado mental, hace referencia a la vida mental como tal, a la experiencia vivida por el sujeto y a unas estructuras fundamentales de la interacción humana (pienso en aquella frase de Fodor sobre que el mundo se vendría abajo. V., tb., la posición de Moya en su manual de filosofía de la mente).
Es interesante tener en cuenta que la introspección puede llevar a error tanto en la primera como en la segunda dimensión.
No quiero decir que estas dos dimensiones sean independientes, obviamente; sino que son diferentes. Tomemos un ejemplo: la unidad del yo. Una cosa es que tengamos un conocimiento adecuado sobre el funcionamiento del cerebro y sobre la psicología científica correspondiente, y otra que una cierta unidad del yo deje de ser una característica de la mente humana normal (incluso si el conocimiento científico influye en -y presumiblemente mejora- la interpretación que hacemos de nosotros mismos en el plano personal).
En cuanto al aspecto filosófico. También aquí cabría hablar de una "filosofía popular" (ingenua o superficial), que tendría una conexión fluida con la psicología popular. Por otra parte, con respecto a la filosofía no-ingenua se plantea la cuestión de sus relaciones con la neurociencia, por un lado, y con (las estructuras fundamentales de) la experiencia vivida (sin necesidad de limitarse a un enfoque fenomenológico), por otro.
[Aquí habría que considerar varios tipos de relaciones:
Filosofía popular-folk-psychology
Filosofía popular-neurociencia
Filosofía popular/filosofía no-ingenua
Filosofía no-ingenua/neurociencia (este sería el núcleo de la neurofilosofía en sentido estricto) ].
Otro ejemplo interesante de la actitud de Churchland es este: "Part of the explanation for the enduring presence of homuncular preconceptions is that folk psychology still provides the basic theoretical framework within wich we think about complex behavior. Unless werned off, it insinuates itself into out thinking about brain function as well. In a relaxed mood, we still understand perceiving, thinking, control, and so forth, on model of a self -a clever self- that does the perceiving and thinking and controling. It takes effort to remember that the cleverness of a brain is explained not by the cleverness of a self but by the funtioning of the neural machine that is the brain" (406-407).
DE FREUD A LAS ENDORFINAS: De cómo la psicología "seria" penetra en la psicología popular*.
[Nota sobre la noción de "psicología popular", también llamada "psicología del sentido común" (ambas como traducción de la expresión inglesa folk psychology).
Creo que se pueden distinguir dos aspectos: uno profundo y otro superficial. El profundo tendría una dimensión antropológica, mientras que el superficial tendría más que ver con la "popularización" de la psicología científica o teorica -en un sentido claramente distinto del que encontramos en los Churchland cuando hablan de la psicología popular como teoría-]
Este blog es un instrumento informal de estudio y reflexión. Incluye también temática psicológica y de ciencias cognitivas en general. Normalmente varias de sus entradas estarán en construcción y la mayoría permanecerán abiertas (©Alfredo Martínez Sánchez)
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Those who believe themselves to be exempt from philosphy influence are usually the slaves of some defunct philosopher
(Adaptación de Paul Thagard de las frases de Santayana y Keynes)
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