Those who ignore philosophy are condemned to repeat it

Those who believe themselves to be exempt from philosphy influence are usually the slaves of some defunct philosopher


(Adaptación de Paul Thagard de las frases de Santayana y Keynes)

viernes, 27 de mayo de 2011

NEUROMANÍA

Neuromanía es, al menos parcialmente y bajo ciertas interpretaciones, lo que algunos llaman neurocultura o incluso neurofilosofía.
El último número de la revista Redes (14), que el divulgador Punset ha lanzado como un eslabón más de su proyecto empresarial-cultural, nos proporciona dos muestras interesantes para entender la neuromanía ya que exhiben las dos caras del fenómeno: la que ofrece a sus críticos y la de los que están sumergidos en ella. La primera está representada por la entrevista con la psicóloga Cordella Fine, la segunda por el artículo "La disolución de la mente".
En este artículo podemos apreciar cómo la lectura de Francis Crick ha podido ser una de las fuentes que alimentan la neuromanía. Según la autora, numerosos estudios científicos justifican "la idea de que la mente no es más que una sucesión de impulsos eléctricos y químicos", con lo que acaba de ahorrar un montón de trabajo a una larga lista de filósofos y de paso aligerar la dimensión de un buen número de departamentos universitarios. Lo curioso, al parecer, es que la mente y el cuerpo se influyen mutuamente ("la vinculación entre ambos es tal, que uno influye sobre el otro"). Aparte de que esto ya lo tenía muy claro Descartes -que no era tan tonto e ignorante después de todo- resulta en un disparate si retomanos el modo en que se ha definido la mente, es decir, lo que la autora acaba de escribir es que "el cuerpo y una sucesión de impulsos eléctricos y químicos (del cuerpo) se influyen mutuamente".

Extraigo a continuación algunos fragmentos de la entrevista a Cordelia Fine a propósito de su libro Cuestión de Sexos.
-"Qudé abrumada por el modo en que muchos hallazgos neurocientíficos eran tergiversados".
-"Mi motivación era simplemente alertar a la gente de que algunos antiguos estereotipos de género estaban resurgiendo bajo la protección de la neurociencia".
-"Con el término neurosexismo me refiero a la forma en que algunos autores populares a veces sobreinterpretan, malinterpretan o incluso inventan ciencia como un modo de disfrazar el statu quo de género con galanterías neurocientíficas" [Me imagino que el termino correspondiente a galanterías podría ser mejor traducido].
-Sobre las deficiencias de las propias investigaciones empíricas señala:
"rastreando artículos citados por autores conocidos como evidencias de diferencias sexuales me encontré con que, a menudo, se trataba de estudios con un escaso número de participantes en los que la actividad cerebral entre sexos era bastante similar... Me he encontrado frecuentemente con tamaños de muestra inadecuadamente pequeños, con metodologías poco cuidadosas, con asumciones no sometidas a prueba y con conclusiones precipitadas". Otro problema es apelar a la autoevaluación, en este caso  para medir la empatía como característica del cerebro femenino : "... La percepción que la gente tiene de sus habilidades empáticas rara vez guarda relación con su habilidad real".
-Otro problema interesante es el que se refiere a las conclusiones extraídas a partir de las técnicas de neuroimagen (y la tendencia neruorealista que implican). No está tan claro cómo debe ser interpretado el aumento estadísticamente significativo del riego sanguineo en una determinada área cerebral.
-Un factor que no es tenido en cuenta suficientemente es la relación engre genética, organización del sistema nervioso central y estímulos ambientales.
-Sobre la importancia de estos estímulos destaca el impacto del entorno social en la mente y el cerebro, incluyendo las circunstancias en las que se realizan los tests o las pruebas de la investigación psicológica. En este sentido se olvida frecuentemente que la mente no es solo un producto del cerebro, sino también un producto de nuestra interacción con el entorno social [yo diría, por tanto, un producto socio-cultural]. Al mismo tiempo la entrevistada sugiere una interpretación crítica de la visión de la neuromanía con respecto a la naturaleza humana:
"El cerebro se desarrolla en un ambiente, cambia con las experiencias propias y con las interacciones con otros individuos. Así que ¿dónde deberíamos ver los efectos de la socialización de género si no es en el cerebro? En otras palabras, lo que quiero decir es que el hecho de que algo esté "en el cerebro" no significa que sea innato" o "fijo" [o, añadiríamos, "natural"]".
-La relación entre ser y deber ser, entre lo factual y lo normativo aparece cuando alude a las explicaciones científicas de las desigualdades de género y al riesgo de que la discriminación pueda ser algo aceptado y "natural". Una concecuencia de la percepción popular de las diferencias innatas entre cerebro femenino y cerebro masculino es la creencia de que "esforzarse por conseguir una mayor igualdad sexual de la que tenemos ahora es inútil".